¿La palabra “cloro”, te suena? Este químico, es altamente reactivo y se utiliza ampliamente como desinfectante debido a su capacidad para destruir microorganismos y eliminar bacterias en el agua y otros sistemas. El cloro se añade comúnmente al agua potable y a las piletas o piscinas para prevenir la propagación de enfermedades y garantizar la seguridad sanitaria. Actúa como un agente desinfectante al reaccionar con compuestos orgánicos presentes en el agua, eliminando así gérmenes y patógenos.
Sin embargo, el cloro puede tener algunos efectos secundarios, como un olor y sabor desagradables en el agua, y en algunos casos puede formar subproductos químicos no deseables. Por lo tanto, es importante regular y controlar cuidadosamente la cantidad de cloro utilizado para garantizar su eficacia y minimizar cualquier impacto negativo en la salud y el medio ambiente.
Los municipios incluyen cloro en los suministros públicos de agua en cantidades inferiores a 4 ppm (partes por millón), ya que este químico tiene grandes beneficios desinfectantes. Sin embargo, la ingesta de cantidades mayores puede ser dañina para el cuerpo humano. El cloro es un irritante importante y, de forma aguda, puede causar síntomas como sibilancias, ardor en la boca y visión borrosa.
A continuación te decimos cómo eliminar el cloro residual del agua y por qué un dispositivo de acondicionamiento de agua a la entrada del tanque de almacenamiento es la mejor elección para tu hogar.
La historia del cloro
La gente comenzó a agregar cloro al agua ya en el siglo XIX, cuando se dieron cuenta de que tenía propiedades desinfectantes. Durante ese tiempo, cuando el agua no se trataba, era común que las personas contrajeran enfermedades transmitidas por el agua como el cólera, la fiebre tifoidea y la disentería.
El cloro se descubrió por primera vez en Suecia en 1744. En ese momento, la gente creía que los olores del agua eran los responsables de la transmisión de enfermedades.
En 1835, se utilizó cloro para eliminar los olores del agua, pero no fue hasta 1890 que se descubrió que el cloro era una herramienta eficaz para desinfectar y una forma de reducir la cantidad de enfermedades transmitidas a través del agua.
La cloración comenzó en Gran Bretaña y luego se expandió a los Estados Unidos en 1908 y Canadá en 1917. Hoy en día, la cloración es el método de desinfección más popular y se usa para el tratamiento del agua en todo el mundo.
¿Tenemos control sobre el cloro en el agua que bebemos?
Afortunadamente, sí. La tecnología ha avanzado para darnos formas científicamente respaldadas de filtración y purificación de agua. Hay diferentes alternativas para eliminar el cloro del agua. Abarcan desde técnicas sencillas de “hágalo usted mismo” hasta sistemas más complejos instalados por profesionales. Estos incluyen evaporación, neutralización química, filtración por ósmosis inversa, filtros de carbón, destilación, tratamiento con luz ultravioleta y filtración para toda la casa.
Si bien hay diferentes soluciones para tratar las bacterias en el agua, el tratamiento con cloro sigue siendo la opción más rentable para el tratamiento a gran escala. Es por eso que aún persiste la práctica de los municipios de agregar cloro al agua para matar los microorganismos.
Aunque el cloro diluido no es tóxico, aún puede tener efectos nocivos, que analizaremos a continuación. Además, el tratamiento con cloro no garantiza que el agua potable no contenga microorganismos dañinos; algunos pueden desarrollar resistencia al tratamiento con cloro.
Problemas del cloro en el agua
Ingerir cloro con el agua del grifo puede tener una serie de efectos adversos para la salud. Se pueden presentar afectaciones en la piel, y en grandes cantidades, se ha visto relacionado con diferentes tipos de cáncer.
Sabor y olor desagradables. Incluso si los niveles de cloro en el agua potable son seguros, el cloro aún puede impartir un mal sabor u olor. Cuando el agua sabe o huele mal, probablemente estarás menos entusiasmado por beberla, y beber muy poca agua puede provocar deshidratación. Cuando el agua es desagradable para beber, es más probable que se consuman bebidas menos saludables, como refrescos, o se compre agua embotellada, lo cual tiene sus propios inconvenientes. Ese mal sabor también se puede percibir al cocinar.
Irritación en la piel. Se sabe que el agua clorada extrae la humedad de nuestra piel, dejándola seca y áspera. También puede irritar los ojos y hacer que el cabello se sienta seco y quebradizo, incluso en pequeñas dosis. Además, cuando se usa agua clorada en una ducha caliente, el vapor puede liberar vapor de cloro en el aire. Esto también expone tus pulmones al desinfectante de cloro.
Afectación en los electrodomésticos. Los aparatos que usan agua clorada podrían necesitar reparaciones. Otro problema con el cloro es que es realmente bueno para romper los sellos de goma que se usan en ciertos electrodomésticos. Las juntas de goma de algunos de nuestros electrodomésticos pueden desgastarse mucho más rápido cuando el agua no está libre de cloro. Todo, desde tu lavaplatos hasta tu termotanque de agua o el lavarropa, pueden verse afectados por el agua de la llave clorada.
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Afectaciones en las plantas al usar el agua con cloro para riego. El agua con cloro puede dañar tus plantas. Por ejemplo, si usas humus de lombriz en tu jardín (los humus de lombriz contienen una mezcla biológica altamente activa de bacterias) al regar tus plantas con agua clorada matarás las bacterias y no será beneficioso para tus plantas.
Cómo eliminar el cloro residual del agua
Ya te adelantamos que existen varias soluciones para eliminar el cloro del agua. Sin embargo, una de las más eficientes es usar un dispositivo de acondicionamiento de agua Rotoplas a la entrada del tanque de almacenamiento o cisterna. Esta opción es muy eficiente y segura. Se coloca entre tu tanque y la tubería externa. Incluye Tecnología Hydronet, que retiene partículas, es muy fácil de instalar y de bajo mantenimiento.