Cómo se siembra el maíz, paso a paso
La agricultura es uno de los pilares económicos más fuertes de nuestro país. En este artículo te explicamos cuál es el momento ideal para sembrar y cosechar maíz, el paso a paso de la siembra y algunos consejos útiles.
En Argentina, la siembra de maíz es una actividad central: más del 75% del suelo cultivable, es decir, unas 24 millones de hectáreas, está ocupado por soja, maíz y algodón. Específicamente, el cultivo de maíz ocupa el segundo lugar, después de la soja. Pero la importancia de esta especie no se limita solamente a nuestro país.
En 1492, luego de una exploración a Cuba, dos mensajeros de Cristóbal Colón declararon haber visto una clase de grano al que llamaron maíz. Tenía buen sabor cocinado, seco y en harina. De a poco, fue descubierto en todo el continente americano, desde Argentina hasta Canadá. Hay evidencia de que el cultivo de maíz ya se practicaba hace cinco mil años en América Central, y nunca dejó de ocupar un eslabón fundamental en la economía y la dieta de todo el mundo.
Actualmente, el grano de maíz se aprovecha en su totalidad para la obtención de una multiplicidad de productos, ya sean de consumo directo o como insumos en otras industrias. Por eso, en el área agroindustrial, el procesamiento del maíz es una de las actividades que genera más valor agregado.
Cómo es el proceso de siembra de maíz
El maíz tiene una buena adaptación a todo tipo de suelo, pero los que tienen un ph entre 6 y 7 son ideales para la siembra de maíz. Es necesario que el terreno sea profundo, rico en materia orgánica y con buena posibilidad de drenaje, para evitar encharcamientos que producen asfixia. Lo ideal es que antes de proceder a la siembra de maíz, se realice una muestra de suelo previa para comprobar los niveles de ph y de acidez.
Una vez que se corroboró que el suelo es óptimo para el cultivo de maíz, pasamos a la etapa de siembra, que consiste en guadañar y arar el terreno para luego hacer una quema general. Cinco días después, se inicia el proceso de sembrado. A continuación, el paso a paso para saber cómo y cuándo sembrar maíz.
- Se demarca el terreno con una cuerda. Esto con el fin de hacer sembrados lineales, con la distancia correcta entre grano y grano. Se deben depositar de una a tres semillas por orificio, de modo que al final el promedio sea de seis a siete plantas por metro.
- Se realiza la primera fumigación contra la maleza. Es indispensable que durante todo el crecimiento, el maíz no sufra la intrusión de otras plantas que le disputen los nutrientes que necesita nuestra planta de maíz para crecer de forma correcta.
- El maíz es un cultivo que exige mucha agua. Por eso, por lo general se utilizan sistemas de riego por aspersión, ya que en la primera etapa requiere unos 5 ml por día. Luego, a medida que las plantas crecen, requieren una cantidad menor, pero siempre debe haber un nivel constante de humedad.
- Ocho días después de la siembra de maíz, es aconsejable aplicar abono foliar porque aporta nutrientes capitales como hierro y manganeso. Es un tipo de abono que anticipa la maduración del fruto y aumenta la resistencia del maíz. Además, se puede utilizar en la mezcla un producto para controlar plagas, sobre todo insectos. Las fumigaciones ulteriores se deciden en función del estado del cultivo. Sin embargo, se recomienda realizarlas cada treinta días aproximadamente. En este punto, cabe aclarar que cada vez son más quienes prefieren prescindir de productos químicos cuando cultivan maíz, utilizando en cambio productos orgánicos.
- Quince días después de la siembra de maíz, se debe aplicar abono radicular, que aporta nitrógeno, porque la ausencia de este compuesto debilita las hojas. Aquí, de nuevo se puede aplicar más producto para erradicar malezas.
- En el día 45, se aplica abono radicular nuevamente y, si es necesario, se guadaña para mantener el espacio vital del cultivo de maíz.
El proceso de cosecha de maíz
Una vez que pasó el tiempo del crecimiento de la planta de maíz, el proceso de recolección cuenta con dos etapas. La primera de ellas consiste en dejar que el maíz se seque de manera paulatina. Algunos lo hacen mediante el “capado” de la parte superior de la mazorca para que tenga mayor exposición a los rayos del sol. Otra posibilidad es proceder al secado a través de su doblamiento, para que el extremo superior de la mazorca mire hacia abajo y quede protegido de las lluvias.
La segunda fase consiste, ahora sí, en separar la mazorca de la planta. El tiempo de la cosecha de maíz llega 140 días después de la siembra. Si se realiza de forma manual, el recolector separa la mazorca de la planta, valiéndose de herramientas como ganchos y clavijas que hacen que la tarea se vuelva más fácil. Una vez realizado esto, se procede al desgrane, que puede ser manual o mecánico, y, en ocasiones, se procede al secado, para disminuir la humedad y mantenerla debajo del 15%.
Cuál es la época de siembra de maíz en Argentina
Una pregunta habitual es cuál es la época de siembra de maíz en Argentina. El cultivo de maíz comienza su ciclo en la siembra que, dependiendo de las regiones, comienzan en septiembre y se extienden hasta enero, mientras que la cosecha de maíz va de febrero a mayo del año siguiente.
Se trata de una época en la que se presentan condiciones de temperatura y clima ideales para el cultivo de cereales, especies forrajeras y oleaginosas. En específico, en Argentina es cuando más se optimiza la producción por hectárea de cultivos como el maíz, la soja, girasol y porotos.
Según informes del Ministerio de Hacienda, la provincia argentina que más siembra y cosecha de maíz practica es Córdoba, con un 32,7% de la producción. Le siguen Buenos Aires, con 26,2%, Santa Fe (11,7) y Santiago del Estero (9,7). Además, Argentina ocupa el tercer puesto en exportaciones de maíz, con el 16,6%, por detrás de Estados Unidos y Brasil.
¿Qué se debe hacer antes de sembrar maíz?
Antes de la siembra de maíz, hay que preparar el terreno para garantizar una buena cosecha. Veamos algunos clave a seguir:
- Elección del terreno: Elegir un terreno con buen drenaje y rica en nutrientes es fundamental. El maíz requiere suelos fértiles, preferiblemente suelos francos con pH entre 5.5 y 7.
- Análisis del suelo: Realizar un análisis de suelo para determinar la cantidad de nutrientes y ajustar la fertilización en función de los resultados. Esto incluye la aplicación de compost o fertilizantes orgánicos. Más adelante vamos a ver este punto en detalle.
- Limpieza y preparación del terreno: Despejar el terreno de malezas, residuos de cultivos anteriores y piedras. Después, arar y nivelar el terreno para facilitar la siembra.
- Rotación de cultivos: Es recomendable implementar la rotación de cultivos, lo que ayuda a mejorar la estructura del suelo y a reducir la incidencia de plagas y enfermedades. El incremento de los rendimientos agrícolas, o el impedimento de que desciendan, es tal vez el principal impacto de las rotaciones de cultivos sobre los suelos que motiva a los agricultores. Son difundidos los ensayos que reflejan aumentos de 5 a 20% de rendimiento en rotación de cultivo de maíz con soja, en comparación con maíz en monocultivo.
- Elección de la semilla: Seleccionar semillas de alta calidad y resistentes a plagas y enfermedades. Asegúrate de elegir variedades que sean adecuadas para el clima y las condiciones del suelo de la región.
- Planificación del riego: Establecer un sistema de riego eficiente, ya que el maíz requiere un suministro constante de agua, especialmente durante la fase de germinación y crecimiento.
- Control de plagas y enfermedades: Antes de la siembra, es importante tener un plan de manejo integrado de plagas (MIP) para proteger las plantas durante todo su ciclo de vida.
¿Cómo obtener mejores resultados en la siembra de maíz?
Para obtener mejores resultados en la siembra de maíz, hay que seguir un enfoque integral que considere cada etapa del proceso, desde la preparación del suelo hasta la cosecha. Todo empieza con la selección de un terreno adecuado. El maíz crece mejor en suelos bien drenados y fértiles, por lo que tenemos que elegir una parcela que cumpla con estas características. Realizar un análisis previo del suelo permitirá conocer su composición y pH, lo que ayuda a ajustar las necesidades de fertilización. Una tierra bien nutrida y equilibrada en términos de nutrientes es necesario para un crecimiento vigoroso de las plantas.
La preparación del terreno es el siguiente paso. Antes de sembrar, es necesario limpiar el área de malezas y residuos de cultivos anteriores, arar y nivelar el suelo para facilitar la siembra y el desarrollo de las raíces. Además, como dijimos antes, es recomendable practicar la rotación de cultivos, alternando el maíz con otras plantas que no pertenezcan a la misma familia botánica. Esto no solo mejora la estructura del suelo, sino que también reduce el riesgo de plagas y enfermedades, lo cual es vital para el éxito a largo plazo de la siembra.
La elección de la semilla también juega un papel determinante. Optar por semillas de alta calidad, que sean resistentes a enfermedades y adaptadas a las condiciones climáticas locales, es un factor decisivo. Asegurarse de que las semillas estén certificadas y sean de buena procedencia garantiza que las plantas tendrán un buen inicio y mayor resistencia a las adversidades.
Otro aspecto a considerar es el riego. El maíz requiere un suministro constante de agua, especialmente durante las etapas críticas de germinación, crecimiento y formación de mazorcas. Implementar un sistema de riego eficiente, que distribuya el agua de manera uniforme y evite el desperdicio, contribuirá a un desarrollo óptimo del cultivo. Por otra parte, el control de plagas y enfermedades debe ser una prioridad desde el principio. Un manejo integrado de plagas (MIP) que combine prácticas culturales, biológicas y, si es necesario, químicas, ayudará a proteger el cultivo sin dañar el medio ambiente.
Por último, es importante monitorear el cultivo de manera constante, observar el desarrollo de las plantas y ajustar las prácticas según sea necesario. Así es como se maximizan las posibilidades de una siembra y cosecha de maíz exitosa, con plantas sanas y un buen rendimiento. La atención al detalle en cada una de estas etapas es lo que marca la diferencia entre una cosecha promedio y una realmente buena.
¿Cuál es el mejor abono para el maíz?
Los abonos más efectivos suelen ser aquellos que aportan los macronutrientes clave que el maíz necesita. Veamos las opciones de abonos más recomendadas para el cultivo de maíz:
Fertilizantes nitrogenados: El maíz tiene una alta demanda de nitrógeno, especialmente durante las fases de crecimiento vegetativo y desarrollo de mazorcas. Los fertilizantes como la urea, el nitrato de amonio y el sulfato de amonio son populares debido a su alto contenido de nitrógeno. La aplicación de nitrógeno debe ser fraccionada, es decir, una parte antes de la siembra y el resto durante el crecimiento de las plantas para evitar pérdidas y maximizar su aprovechamiento.
Fósforo: El fósforo es clave para el desarrollo radicular y la floración del maíz. Se recomienda aplicar fertilizantes fosfatados como el superfosfato simple o el fosfato monoamónico (MAP) al momento de la siembra, ya que este nutriente es menos móvil en el suelo y debe estar disponible cerca de las raíces.
Potasio: El potasio mejora la resistencia de la planta a enfermedades y estrés hídrico. Fertilizantes como el cloruro de potasio o el sulfato de potasio son utilizados para garantizar que las plantas de maíz desarrollen tallos fuertes y aumenten la calidad del grano.
Materia orgánica: Además de los fertilizantes químicos, la incorporación de compost o estiércol bien descompuesto es beneficiosa para el maíz. Estos abonos orgánicos mejoran la estructura del suelo, aumentan su capacidad de retención de agua, y aportan nutrientes de manera más sostenida.Micronutrientes: Aunque el maíz requiere en menor cantidad micronutrientes como zinc, magnesio, y boro, su presencia es crucial para evitar deficiencias que puedan afectar el rendimiento del cultivo. Se pueden aplicar como parte de un fertilizante completo o en formulaciones específicas según el análisis del suelo.