¿Qué es el glifosato y cómo es su uso en los cultivos?

El glifosato es el herbicida más usado a nivel mundial y tan solo mencionarlo genera controversia. La utilización de este químico y su regulación es un tema de debate constante en nuestro país, con numerosos vaivenes y contrapuntos respecto a sus consecuencias para la salud humana.

¿Qué es el glifosato y para qué sirve?

El glifosato es un herbicida químico que se utiliza especialmente para combatir a las denominadas “malas hierbas” o malezas. Los activos químicos del glifosato evitan que las malezas produzcan las vitaminas que necesitan para crecer, causando finalmente su muerte. 

Su aparición en la agricultura se remonta a la década del 70, cuando la empresa estadounidense Monsanto lanzó al mercado “Roundup”, el primer herbicida con glifosato como ingrediente activo. Actualmente, su uso se extendió también a la silvicultura, la jardinería o incluso huertas domésticas.

El glifosato suele aplicarse en diferentes plantaciones, pero las más comunes son:

  • Leguminosas (soja, lentejas)
  • Cereales (maíz, sorgo, cebada)
  • Frutas (manzana, durazno, pera, uva, arándanos, frutilla)
  • Verduras (morrón, apio, espinaca, lechuga, papa)

¿Cómo se utiliza el glifosato en los cultivos?

-El glifosato se usa sobre todo en monocultivos, antes de la siembra, para “limpiar el terreno” y evitar el surgimiento de malezas durante la plantación. De igual manera, algunas veces se utiliza en la cosecha para prevenir el crecimiento de hierbas que dificulten la recolección.

-Normalmente, el glifosato se aplica disuelto en agua y se pulveriza directamente sobre las malezas causando un rápido efecto. En las malezas anuales genera daños en tan solo 3 o 4 días, mientras que en las perennes tarda alrededor de una semana.

-Al ser un herbicida de amplio espectro y no selectivo, puede afectar a diversas especies. Por esta razón puede ocasionar graves daños en los cultivos si no se lo aplica con precisión. 

-Uno de los problemas del uso de glifosato es que utilización continua produce que algunos cultivos se vuelvan más resistentes a sus efectos. Esto genera que cada vez se necesite más cantidades de químicos, aumentando los costos para los productores en el mediano-largo plazo.-Su uso en los cultivos también daña al medio ambiente. La contaminación por glifosato afecta al agua, deteriora los nutrientes y estados del suelo, daña la vida silvestre -flora y fauna- y los ecosistemas locales. Recordemos que el glifosato se dispersa en forma de rocío y puede filtrarse en ríos y napas.

Consecuencias del uso de glifosato para la salud humana

El uso del glifosato en los cultivos despierta grandes resistencias por los efectos negativos de este químico para la salud humana. Además de dañar a las personas expuestas durante la fumigación, el glifosato también puede afectar a comunidades vecinas y contaminar el agua y distintos productos vegetales de consumo.

En 2015, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) de la OMS concluyó que el glifosato es “una sustancia probablemente cancerígena”. Al mismo tiempo, puede generar efectos inmediatos como problemas respiratorios, náuseas, mareos y aumento de la presión sanguínea.

En resumidas cuentas, las potenciales consecuencias del uso del glifosato son las siguientes:

  • Posible carcinogenicidad: como vimos, la agencia especializada en estudio del cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó al glifosato como “probablemente carcinógeno para los seres humanos”. 
  • Impacto en el sistema endocrino: algunos estudios sugieren que el glifosato podría interferir con el sistema endocrino humano, por lo que puede afectar la producción y función de las hormonas sexuales y tiroideas.
  • Daños al sistema respiratorio: la exposición al glifosato puede causar daños en los pulmones, porque puede producir irritación o hasta asma. El desarrollo de estas consecuencias sucede generalmente en los trabajadores que aplican una gran cantidad de productos por mucho tiempo. 
  • Toxicidad hepática: también podría causar efectos tóxicos en el hígado. Algunos estudios en animales han encontrado daño hepático y alteraciones en los marcadores bioquímicos del hígado en relación con la exposición al glifosato. Al igual que en los casos mencionados antes, la relevancia de estos hallazgos para los seres humanos no está totalmente establecida.
  • Efectos en el sistema reproductivo: algunos estudios sugieren efectos adversos como la disminución de la calidad del esperma y alteraciones en la función reproductiva femenina. Actualmente también se llevan adelante estudios sobre los efectos del glifosato en la formación de embriones, placentas y células umbilicales humanas in vitro, aunque se trate de bajas porciones a las que haya estado expuesta la persona.

Uso del glifosato en Argentina

Mientras algunos países como Alemania avanzan hacia la prohibición total del glifosato, Argentina es uno de los países con mayor uso de este químico en el mundo. Sin ir más lejos, hace tan solo unos años -2018- lideraba el ranking mundial de utilización de dicho herbicida. 

En cuanto a la legislación, sólo dos provincias prohíben el uso de glifosato: Chubut y Misiones. También está prohibido en algunas localidades como Bariloche y El Bolsón (Río Negro), General Alvear (Mendoza), Rosario y Rincón (Santa Fe) y Concordia y Gualeguaychu (Entre Ríos).

¿Cómo prevenir la ingesta de glifosato? Consejos prácticos

A continuación, desde Rotoplas te compartimos 3 consejos prácticos para reducir el riesgo de ingerir glifosato en tus comidas:

1-Consumir alimentos orgánicos

Una alternativa que gana cada vez más terreno para evitar consumir alimentos con glifosato es optar por productos orgánicos. El movimiento orgánico, que comenzó en Europa y se diseminó por el mundo, propone consumir alimentos que no posean la intervención de ningún agregado químico en toda la cosecha. 

2-Priorizar alimentos con menor exposición

Si consumir productos orgánicos no es posible, es importante conocer qué alimentos suelen tener menor exposición al glifosato. Algunos de ellos son: cebolla, choclo, ananá, repollo, mango, palta, espárragos, melón, kiwi, batatas, arvejas, hongos, pomelo y sandía.

3-Limpiar frutas y verduras

Por otro lado, es conveniente limpiar bien las frutas y verduras al momento de su consumo, dejándolas en remojo con un chorro de vinagre o unas gotas de lavandina apta para alimentos. 

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