¿Qué son las BPA en el agro?
Los desafíos que enfrenta el universo agricultor son conocidos, pero no por eso menos importantes: contaminación, escasez de agua, malas condiciones laborales, entre otros. En este sentido, las BPA son prácticas que buscan un bienestar tanto de los cultivos como del entorno ambiental. En este artículo te explicamos qué son las buenas prácticas agrícolas, para qué sirven, sus desafíos y cómo implementarlas.
¿Qué son las buenas prácticas agrícolas?
Las buenas prácticas agrícolas (BPA) son un conjunto de principios, normas y técnicas orientadas a garantizar una producción agropecuaria sostenible, segura y de alta calidad. Estas prácticas buscan equilibrar la productividad con la protección de la salud humana, el medio ambiente y el bienestar animal, de manera que el resultado sea una agricultura responsable y rentable.
Entre los objetivos principales de las BPA se encuentra la seguridad alimentaria, que asegura que los productos agrícolas sean aptos para el consumo humano, libres de contaminantes o residuos nocivos. También promueven la sostenibilidad ambiental, mediante la reducción del impacto de las actividades agrícolas en recursos clave como el agua, el suelo y la biodiversidad. Asimismo, se centran en mejorar las condiciones laborales y garantizar un trato ético a los animales involucrados en los procesos productivos, priorizando el bienestar social y animal.
El alcance de estas prácticas incluye áreas diversas de la actividad agrícola. Por ejemplo, abarcan el manejo adecuado del suelo y del agua mediante el uso eficiente de fertilizantes y sistemas de riego. También fomentan el control racional de plagas y enfermedades, priorizando el uso responsable de productos químicos y alternativas biológicas sostenibles. Además, las BPA incluyen la gestión adecuada de los residuos: es decir, su reciclaje y disposición responsable, así como la implementación de medidas de higiene que aseguren que los productos no causen contaminación a lo largo de toda la cadena de producción.
Por lo general, estas prácticas son reguladas por organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y por instituciones locales que certifican a los productores que cumplen con los estándares establecidos. De esta forma, se espera establecer un estándar a nivel mundial de cómo deben ser las prácticas agrícolas para que sean amigables con el medioambiente.
Principales objetivos de las BPA
- Seguridad alimentaria: Garantizar que los productos agrícolas sean seguros para el consumo humano.
- Sostenibilidad ambiental: Reducir el impacto de las actividades agrícolas en el medio ambiente, protegiendo recursos como el agua, el suelo y la biodiversidad.
- Bienestar social y animal: Mejorar las condiciones laborales y el trato ético hacia los animales en las actividades productivas.
- Rentabilidad económica: Promover prácticas que aseguren una producción eficiente y competitiva.
Seguridad alimentaria
Garantizar la seguridad alimentaria implica producir alimentos que sean inocuos y nutritivos para el consumo humano. Sin embargo, este objetivo enfrenta grandes desafíos: la falta de control sobre el uso de pesticidas y contaminantes químicos por un lado, y la infraestructura limitada para garantizar la trazabilidad de los productos por el otro. En regiones con menos recursos, implementar prácticas que aseguren la calidad sanitaria de los alimentos puede resultar costoso y técnicamente complejo, especialmente cuando falta capacitación o apoyo gubernamental.
Sostenibilidad ambiental
La sostenibilidad ambiental busca reducir el daño de la agricultura en los ecosistemas, protegiendo recursos esenciales como el suelo, el agua y la biodiversidad. Pero la presión por producir grandes volúmenes de alimentos a bajo costo suele llevar al uso excesivo de fertilizantes químicos, monocultivos y prácticas que degradan el suelo. Es decir, hay una tensión entre maximizar la producción y cuidar el ambiente. El cambio hacia técnicas sostenibles puede ser costoso y requerir una transición prolongada, lo que desalienta a pequeños productores que ya de por sí enfrentan limitaciones económicas.
Bienestar social y animal
El bienestar social y animal se centra en mejorar las condiciones de trabajo en el campo y garantizar un trato ético hacia los animales de producción. El problema es el siguiente: las condiciones laborales precarias, como los salarios bajos y la falta de seguridad social son problemas comunes en muchas regiones agrícolas.
En cuanto a los animales, prácticas como el confinamiento intensivo o la sobreexplotación siguen siendo habituales debido a la falta de regulaciones estrictas o de alternativas viables para los productores. Implementar cambios requiere inversiones y un cambio cultural que no siempre es fácil de adoptar.
Rentabilidad económica
La rentabilidad económica es clave para mantener la viabilidad de las explotaciones agrícolas, pero está sujeta a múltiples factores, como los costos de producción, la volatilidad de los mercados y la competencia internacional. Las buenas prácticas agrícolas suelen requerir inversiones iniciales importantes, lo que puede desalentar a los agricultores, especialmente a los de pequeña escala. Además, muchas veces los consumidores no están dispuestos a pagar precios más altos por productos certificados, lo que complica la recuperación de esas inversiones.
Cinco ejemplos de BPA
Rotación de cultivos
La rotación de cultivos consiste en alternar diferentes tipos de plantas en un mismo terreno de una temporada a otra. Este método ayuda a prevenir el agotamiento del suelo, reducir la acumulación de plagas y enfermedades específicas de ciertos cultivos, y mejorar la fertilidad del suelo al incorporar especies fijadoras de nitrógeno, como las leguminosas. Aunque es efectivo, su implementación requiere planificación a largo plazo y conocimientos técnicos.
Uso integrado de plagas (MIP)
Este enfoque combina métodos químicos, biológicos y culturales para controlar plagas de manera sostenible. Por ejemplo, se promueve el uso de depredadores naturales (como insectos benéficos) y el monitoreo constante de poblaciones de plagas para minimizar la aplicación de pesticidas. El MIP reduce el impacto ambiental y protege la salud humana, pero exige capacitación y monitoreo constante.
Conservación de suelos
Técnicas como el uso de terrazas, coberturas vegetales y labranza mínima evitan la erosión del suelo y mantienen su estructura y fertilidad. Estas prácticas son esenciales en áreas propensas a lluvias intensas o terrenos inclinados. Aunque los beneficios a largo plazo son innegables, la inversión inicial en herramientas y la capacitación pueden ser desafiantes para los pequeños agricultores.
Manejo eficiente del agua
La implementación de sistemas de riego por goteo o microaspersión permite reducir el consumo de agua, aumentar la eficiencia hídrica y evitar la salinización de los suelos. Estos sistemas, aunque más costosos que los métodos tradicionales, son grandes aliados en regiones con escasez de agua, ya que maximizan el uso del recurso sin comprometer los rendimientos.
Producción orgánica certificada
La agricultura orgánica, que excluye el uso de fertilizantes químicos y pesticidas sintéticos, es un buen ejemplo de BPA. Este modelo se basa en técnicas como el compostaje, el uso de biofertilizantes y la diversificación de cultivos para mantener la salud del suelo y la biodiversidad. Aunque la demanda de productos orgánicos está en aumento, la certificación y los costos asociados pueden ser una barrera para muchos agricultores.
