¿Por qué variar el método de siembra?
Tanto en la agroindustria como en la agricultura hogareña, ya sea en grandes extensiones de tierra o en una terraza, se practica la práctica de la siembra. Es una fase inherente a todo cultivo y, con los años, las civilizaciones antiguas y los avances tecnológicos desarrollaron distintos métodos de siembra con sus prácticas: abonar y preparar la tierra, distinguir tipos de semillas, sembrar de forma directa o indirecta.
¿Por qué es importante la siembra? Como te decíamos, es uno de los primeros pasos a tener en claro porque consiste en la forma en la que vamos a situar las semillas en nuestra tierra, así nos aseguramos que puedan desarrollarse correctamente como deseamos cultivarlas.

Métodos de siembra: directa e indirecta
Si bien las hortalizas tienen sus particularidades, podemos separar la siembra en dos grandes grupos para hacerlo más sencillo:
Siembra directa: En este caso la semilla se sitúa directamente sobre el emplazamiento que es definitivo. Para eso necesitamos que el suelo tenga determinadas condiciones de temperatura, humedad y prepararlo así está listo para recibir semillas, es decir, abonado y esponjado.
Siembra indirecta: En estos casos la semilla no se siembra en su ubicación definitiva. Se puede sembrar en cubiertos para que puedan resistir mejor las condiciones ambientales si estas son adversas. En un semillero, las semillas no guardan una distancia real porque en este momento lo importante es la profundidad de la plantación.
¿Por qué variar el método de siembra?
Los métodos de siembra varían dependiendo de:
- La semilla y su tamaño.
- El tamaño final que tendrá la planta o el tamaño de la cosecha.
- Las necesidades térmicas que tiene cada planta y la temperatura necesaria para la germinación.
- Cuál es la parte comestible de la planta: en algunas será el fruto, la hoja, raíz, etc.
Cuando tenemos en claro estas condiciones, podremos elegir si lo mejor es una siembra directa o indirecta.
Diversos métodos de siembra
Como ya hemos explicado, existen diferentes métodos de siembra. Veamos los cinco más comunes y necesarios al momento de tener nuestra propia huerta.
Si hablamos de la siembra directa, también podemos dividirla en siembra al voleo, en hoyos, a tresbolillos y de precisión. En cuanto a la siembra indirecta, estamos hablando de siembra en almácigos.
Veamos de qué se trata cada una:
Siembra al voleo
Como su nombre lo indica, este método de siembra se basa en esparcir las semillas en nuestro terreno al azar. Por lo general se suele hacer con la mano aunque se intenta que la dispersión sea lo más uniforme posible. Si las semillas que queremos sembrar son muy pequeñas, nos conviene mezclarlas con tierra o arena para que la distribución sea lo más regular posible.
Si queremos instalar una huerta en nuestra casa, el método de siembra al voleo es el más simple de hacer porque solo necesitamos esparcir las semillas por todo nuestro terreno disponible, sin necesidad de ninguna herramienta más que la mano.
Una vez que esparcimos las semillas, te recomendamos cubrirlas con una capa de tierra y hacer una pequeña presión para asegurarnos que no se muevan con el viento o con la lluvia. Con este tipo de siembra se pueden colocar zanahorias, nabos, rábanos o perejil.
Una particularidad de este método de siembra es que cuando las hortalizas alcanzan un cierto tamaño tendremos que hacer un raleo. ¿Por qué? Así nos aseguramos de que no compitan entre ellas y tengan el espacio necesario para desarrollarse como se debe.

Siembra de precisión
En este caso la siembra se realiza con máquinas que están calibradas para depositar la semilla a una distancia determinada, según la configuración. En la siembra a precisión la máquina realiza todo, desde la apertura del surco hasta el tapado.
También se puede hacer de forma manual, abriendo un pequeño surco en cada lugar donde queramos, poner la semilla equidistantes y después tapar.
Con este tipo de siembra no vamos a necesitar hacer un raleo posterior. ¿Por qué? Cada planta ya tendrá el espacio suficiente para crecer con comodidad. Esta siembra se puede usar para semillas pequeñas y medias, como por ejemplo: acelga, remolachas, maíz, lechuga, etc.
Siembra en hoyos
Este método de siembra consiste en armar pequeños hoyos en el terreno que tenemos disponible, siguiendo una linea recta.
Para hacerlo bien se suele utilizar una azada o un plantador para hacer los agujeros. A partir de ahí se colocan las semillas y luego se tapan. Lo más común es utilizar este método para las semillas grandes, como puede ser la de calabaza, alubias, calabacín, etc.
Si se colocan grupos de semillas en cada uno, entre unas 4 o cinco, también se suele llamar siembra a golpes.
Siembra a tresbolillo
Es muy parecida a la siembra anterior, pero la gran diferencia es que no se hacen los hoyos en línea recta sino en zigzag. Nos ayudará a repartir mejor las plantas y hacer un uso más correcto del espacio.
Siembra en almácigos
Este método de siembra se suele usar cuando las semillas son muy pequeñas, suelen tardar en germinar o las plantas que buscamos necesitan cuidados especiales. Con esta forma se suelen sembrar pimientos, lechugas, berenjenas o tomates, quizás sea el mejor método para poder sembrar aquellas hortalizas que necesitan cuidados para su germinación.
El almácigo es una pequeña parte de la huerta que tiene buena tierra o también puede ser una cajonera que preparamos con tierra abonada. Por lo general se colocan cerca de una fuente de agua y con alguna protección para la lluvia, viento o heladas.
En definitiva, la siembra de especies para cultivar, tanto en un gran espacio como en un área hogareña, puede ser una tarea simple y sencilla mientras sepamos qué método de siembra es mejor para el caso. Con la información que te brindamos en este artículo vas a tener una idea mucho más clara para hacerlo.
En cualquier caso, es importante que cada método se utilice correctamente, así favorecemos el desarrollo adecuado de nuestros cultivos.