¿Cómo funciona una mochila para fumigar?
La mochila fumigadora es un equipo manual que se utiliza para aplicar de manera eficiente en cultivos de una extensión pequeña. Su gran ventaja es la portabilidad y su manejo sencillo, aún así tendremos que calibrarla correctamente para garantizar su buen funcionamiento.
La mochila fumigadora es un depósito que se fija en la espalda del operario a través de dos correas. La presión se distribuye a través de una bomba de pistón o diafragma, que es accionada manualmente por una palanca que tiene la mochila al costado. Una vez que se acciona la palanca, el caldo pulverizado saldrá por uno o varios picos, dependiendo del modelo que tengamos.
Una de las grandes ventajas de la mochila fumigadora es que tiene una relación entre costo y eficiencia muy conveniente, aunque por supuesto depende del manejo que le demos. En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber para lograr un funcionamiento óptimo.
Elegir un buen producto
Sin duda, la primera decisión importante que debemos tomar. Cuando elegimos comprar y utilizar una mochila pulverizadora es por la necesidad de controlar las malezas, plagas o enfermedades de nuestros cultivos. Para todos estos casos existen fitosanitarios pertinentes.
En tales casos podremos contar con la ayuda de un profesional capacitado para monitorear cuál es el agente que nos perjudica y brindarnos una receta fitosanitaria adecuada para cada situación. Luego se elige el producto que sea más eficaz para neutralizar lo que amenaza nuestro cultivo. No nos debemos olvidar que la mochila fumigadora está pensada para una aplicación eficaz de estos fitosanitarios con el fin de controlar los agentes que perjudican el cultivo.
En los casos que necesitemos aumentar la cobertura, contrarrestar la evaporación o incrementar la penetración, se puede mezclar con coadyuvantes específicos. También se puede incluir correctores de agua para evitar el deterioro del agente activo que elegimos por una mala calidad del solvente.
Determinar la dosis apropiada para tu mochila pulverizadora
Una vez que ya elegimos qué producto vamos a aplicar con nuestra mochila fumigadora, es importante prestarle atención a la dosis para poder encontrar la adecuada. Así, en base a las características de cada fitosanitario, buscamos la mayor eficiencia posible. La capacidad de nuestra mochila fumigadora como sus condiciones son características que intervienen en este punto.
Por un lado se debe calcular la cantidad de litros necesarios para pulverizar una hectárea y la cobertura por cm2 necesaria. Por otro lado debemos establecer el ancho de nuestra aplicación, el caudal de la pastilla, la velocidad, presión, etc.
La capacidad total de la mochila fumigadora va a determinar cuántas cargas necesitamos para aplicar en un área necesaria, según la dosis indicada.
La etiqueta del producto establece los parámetros que el profesional debe tener en cuenta en función de las condiciones del agente tratado. Asimismo, la fase del cultivo brinda información para poder establecer la dosis necesaria en cada caso.
Un dato que no debemos olvidarnos es cómo se representan las dosis. Por ejemplo: los herbicidas se suelen expresar en litros / hectárea (l/ha) y los insecticidas o fungicidas en litros/100 litros de agua (l/hl).
Tener en cuenta las condiciones ambientales
Si buscamos hacer una aplicación efectiva con nuestra mochila pulverizadora también debemos tener en cuenta los cuidados de las condiciones del medio ambiente. Veamos qué condiciones climáticas son las necesarias para poder hacer un buen trabajo:
- Que la temperatura esté en un rango entre 15 y 30 grados centígrados.
- Asegurarnos que la humedad relativa no esté por debajo del 50%
- Asegurarnos de que la velocidad del viento sea menor a 15 km/h. Tener una brisa suave es lo indicado, con una velocidad que puede variar entre los 3 y los 6,5 km/h.
- Evitar la aplicación en los días de sol muy fuerte.
- Evitar las aplicaciones en días lluviosos porque pueden impedir el correcto funcionamiento del producto
- Verificar cuál es la dirección del viento y que esta sea contraria a las zonas sensibles para evitar cualquier daño o efecto indeseados.
A esta lista le sumamos algunos cuidados extra en relación con el ambiente a los que prestar atención a la hora de la aplicación con nuestra mochila fumigadora:
- Intentar no realizar las aplicaciones sobre suelos permeables como puede ser uno arenoso
- Establecer una banda de seguridad de unos cinco metros sobre las masas de aguas superficiales.
- Mantener una banda de seguridad de 50 metros en relación a aquellos puntos de suministro de agua potable. Esto aplica para cualquier punto de consumo de agua para las personas, sin importar si el origen es superficial o subterráneo.
Calibrar la mochila pulverizadora
Ya compramos nuestra mochila fumigadora, verificamos que está en buen estado, ahora es el momento de calibrarla. Es importante que verifiquemos que la mochila esté en buenas condiciones, no importa si es un pico o con una barra portapicos. Una vez que llenamos el tanque de agua vamos a poder ver si tiene algún goteo tanto en los picos, como las pastillas o la barra.
Te aconsejamos que verifiques que las pastillas no tengan un desgaste mayor al 15%.
Veamos un ejemplo de protocolo de calibración con valores aproximados:
- Establecemos cuál es el ancho de la barra de trabajo para poder calcular precisamente la superficie fumigada.
- Cargamos el tanque de la mochila fumigadora con la cantidad exacta que establece el fabricante. Por ejemplo, unos 5 litros.
- Recorremos pulverizando con esa agua en una línea recta, con una distancia establecida de 50 metros, esto puede ser un buen parámetro.
- Mantenemos un ritmo estable a lo largo de todo el trayecto para lograr uniformidad en la aplicación.
- Ahora debemos vaciar el líquido restante en nuestra mochila fumigadora, te recomendamos ponerlo en un envase para calcular exactamente la cantidad que usamos.
- Una vez que tengamos estos datos podremos realizar una estimación para la pulverización según el área determinada.