Arados agrícolas, todo lo que necesitas saber
Durante décadas el arado cumplió un papel preponderante en el ámbito de la labranza de los terrenos agrícolas: ya que revolver los terrones permite volver a llevar el suelo a su estado inicial y empezar la preparación de la cama de siembra.
Ya sabemos de su importancia pero también empiezan a surgir otras preguntas: ¿cómo funciona, en detalle, esta técnica? ¿cuándo se debe realizar? ¿Cuáles son sus ventajas y desventajas? ¿en qué forma el arado influye en el terreno y su entorno?
En este artículo vamos a responder todo lo relacionado con el arado, sus objetivos, cuáles podrían ser sus métodos alternativos, así tendremos los conocimientos necesarios para desarrollar una agricultura sostenible.
¿Qué es el arado y para qué sirve?
Con la palabra “arado” podemos entender el proceso que permite apartar terrones horizontales de terreno. Después estos terrenos se revuelven y muelen para poder volverlo a su estado inicial y así favorecer el paso de las sustancias orgánicas, garantizando nutrición y espacio para un nuevo cultivo.
¿Cuándo se realiza? Por regla general, el arado se efectúa después de la cosecha. De hecho podríamos decir que el objetivo de este trabajo es la eliminación de las malas hierbas, sobre todo los restos de los cultivos anteriores, así los empujamos a la profundidad para que no sean un obstáculo al crecimiento de las nuevas plantas. A través del arado podremos suavizar el terreno y prepararlo progresivamente para recibir el cultivo próximo.
Los instrumentos usados para el arado se los conoce como “arados”, son arrastrados por tractores con potencias elevadas y, por lo general, son de reja y vertedera. El arado se puede trabajar en diferentes profundidades: si hablamos de uno superficial estamos haciendo referencia a uno de entre 10 y 20 cm, mediana entre 20 y 40 cm y ya una profunda entre los 40 y 60 cm.
Es posible realizar el arado en diferentes épocas del año, pero los mejores resultados los obtendremos en las estaciones intermedias. Podríamos decir que con el arado de otoño se entierran los restos de los cultivos y los abonos orgánicos en el momento en que aumentan las lluvias y bajan las temperaturas. En este sentido con temperaturas inferiores estamos hablando también de heladas y deshielos, lo cual hacen que la rotura de los terrones sea más rápida.
Si hablamos de la primavera, el arado tiene más un objetivo de prevención. Se suele efectuar con muy poco tiempo antes de la siembra para evitar que los terrones se endurezcan por causa de la gradual aparición del sol y del calor.
En cuanto al verano es al revés: el arado se suele usar en terrenos arcillosos, que suelen tener necesidades particulares. Por ejemplo: se suele volver imposible realizarlo durante las abundantes lluvias de otoño.
¿Cuáles son las ventajas del arado?
Existen varias razones por las cuales, incluso hoy en día, el arado continúa siendo una técnica muy importante para la preparación de la cama de siembra. Veamos cuales son las principales ventajas de utilizar este tipo de labranza:
- Se restablece el estado inicial de nuestros terrenos: Poder mover los terrones, removerlos y dejar espacio en la superficie para un terreno nuevo, el cual fue trabajado anteriormente de forma intensa por el cultivo, contribuye al correcto nacimiento y desarrollo de la futura nueva plántula. Esta logrará encontrar el espacio adecuado para poder desarrollar sus raíces.
- El nuevo terreno será más resistente al agua y también rico en oxígeno: Con el arado el suelo se renueva. En consecuencia aumentará su porosidad, la cual es muy importante para poder garantizar el paso del agua, del oxígeno y también de otras sustancias orgánicas. También los residuos del cultivo anterior que se introducen con profundidad con el arado se convertirán en una fuente de alimento para la nueva plántula.
- Tendremos un estricto control sobre las malas hierbas: La posibilidad de mover el suelo puede significar destruir las malezas y reducir la actividad de los parásitos animales que impedirán y harán más difícil el crecimiento correcto del cultivo.
¿Cuáles son las desventajas del arado?
Con la innovación tecnológica de los últimos años, el arado se convirtió en un tema polémico para los agrónomos y los administradores de las empresas agrícolas. Esta técnica trae consigo varias desventajas que es importante conocerlas y tenerlas en cuenta, muchas de estas chocan con las eco sostenibilidad que está de moda últimamente. Veamos las principales desventajas del arado:
- Causan daños a la microflora que existe en el suelo: Es sabido que el suelo está poblado de microorganismos que tienen necesidades distintas, dependiendo sobre todo en qué capa se encuentran: en la superficie del suelo viven sobre todo microorganismos aerobios, estos lo que más necesitan para sobrevivir es oxígeno. Si profundizamos encontraremos hongos y bacterias, estas suelen sufrir con el contacto con el aire. Al hacer un arado, remover el suelo es claro que estamos trabajando con delicado equilibro de la microflora. Esto puede traernos graves problemas con el tiempo, por ejemplo: la pérdida progresiva de la fertilidad de nuestro suelo.
- Creación de la costra de labranza: El peso del arado es bastante considerable, lo que hace es aplastar el suelo y crear una capa que suele llamarse: costra de trabajo. Con el pasar de los año esta se vuelve más y más profunda. ¿Cuál es el problema? Que esta capa no permite el paso del agua y del aire, dificulta el desarrollo del sistema radicular de las nuevas plántulas, haciendo que se pierda progresivamente la fertilidad de nuestro suelo.
- Mayor consumo económico y también energético: Las labranzas complementarias significan un mayor consumo de combustible, con un mayor impacto en el medio ambiente. También debemos considerar que el arado necesita una gran fuerza de tracción y para eso se usan tractores específicos que no son nada baratos.