¿Qué función cumplen los fungicidas?
Las plantas pueden recibir muchos tipos de daños según su causa: malas condiciones climáticas, sobrehidratación, falta de luz solar, y entre ellas podemos mencionar el ataque de hongos con sus respectivas esporas. Frente a este problema que aqueja a productores de todo el mundo existen en el mercado los fungicidas.
Los fungicidas son productos químicos diseñados para combatir y controlar los hongos, que son organismos microscópicos pertenecientes al reino Fungi. Estos hongos pueden causar diversas enfermedades en plantas, animales y seres humanos, por lo que los fungicidas se utilizan no solo en la agricultura, sino tambien en otros ámbitos como la medicina para prevenir o tratar estas infecciones fúngicas.
En la medicina, por ejemplo, se usan fungicidas para tratar infecciones fúngicas en humanos y animales, como la candidiasis, la aspergilosis, la tiña y otras enfermedades causadas por hongos. Asimismo, en la agricultura los fungicidas se emplean para proteger cultivos de plantas contra enfermedades fúngicas que pueden reducir el rendimiento de los cultivos o dañar la calidad de los productos.

¿Por qué es importante el uso de fungicidas en la agroindustria?
Los fungicidas son importantes en la agroindustria por varias razones:
- Control de enfermedades fúngicas: Los hongos pueden causar una amplia gama de enfermedades en cultivos agrícolas, lo que resulta en pérdidas significativas de rendimiento y calidad de los productos. Los fungicidas son herramientas efectivas para prevenir y controlar estas enfermedades, entre ellas el mildiú polvoriento, la roya, la antracnosis y el tizón, entre otros. Al prevenir o tratar estas enfermedades, los fungicidas ayudan a mantener la salud de las plantas y asegurar cosechas exitosas.
- Aumento de la productividad: Al controlar las enfermedades relativas a hongos, los fungicidas contribuyen al aumento de la productividad agrícola. Esto significa que se pueden producir más alimentos de manera eficiente, lo que es esencial para satisfacer la creciente demanda de alimentos a nivel mundial.
- Calidad de los productos: Los fungicidas pueden mejorar la calidad de los productos agrícolas al prevenir enfermedades que pueden afectar el aspecto, el sabor y la textura de los cultivos. Esto es especialmente importante en la producción de frutas, verduras y otros alimentos perecederos que deben mantenerse en buenas condiciones durante el almacenamiento y el transporte.
- Conservación de recursos: El uso adecuado de fungicidas puede reducir la necesidad de aplicar otros insumos agrícolas, como fertilizantes y agua, ya que evita que las enfermedades fúngicas dañen las plantas y disminuyan su eficiencia en la absorción de nutrientes. Esto puede contribuir a una agricultura más sostenible y ahorro de recursos.
- Estabilidad en la cadena de suministro: El control de enfermedades fúngicas en la agroindustria es fundamental para garantizar la estabilidad en la cadena de suministro de alimentos. Las enfermedades pueden afectar la disponibilidad y la consistencia de productos agrícolas, lo que puede tener un impacto significativo en la economía y la seguridad alimentaria.
¿Cuáles son los tipos de fungicidas?
En la agroindustria existen varios tipos de fungicidas, cada uno diseñado para controlar un grupo específico de hongos o tener propiedades particulares. Los fungicidas se clasifican en diferentes categorías según su modo de acción y composición química. Veamos algunos de los tipos más comunes de fungicidas:
- Fungicidas protectores: Estos fungicidas forman una barrera protectora en la superficie de la planta y evitan que los hongos patógenos penetren en los tejidos. No matan a los hongos que ya han infectado la planta, pero ayudan a prevenir nuevas infecciones. Ejemplos incluyen el azufre y el cobre.
- Fungicidas sistémicos: Los fungicidas sistémicos se absorben por la planta y se distribuyen a través de su sistema vascular. Tienen la capacidad de controlar hongos que ya han infectado la planta. Ejemplos incluyen el propiconazol y el tebuconazol.
- Fungicidas de contacto: Estos fungicidas matan a los hongos al entrar en contacto con ellos en la superficie de la planta. Tienen una acción rápida pero no protegen a la planta de futuras infecciones. Ejemplos incluyen el mancozeb y el clorotalonil.
- Fungicidas sistémicos de acción específica: Estos fungicidas son específicos para ciertos grupos de hongos o enfermedades. Son más selectivos y pueden ser menos perjudiciales para el medio ambiente. Ejemplos incluyen los fungicidas triazoles y los estrobilurinos.
- Fungicidas biológicos: Los fungicidas biológicos contienen microorganismos, como bacterias o hongos beneficiosos, que compiten con los patógenos o producen sustancias que inhiben su crecimiento. Son una opción más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
- Fungicidas protectores mixtos: Estos fungicidas combinan ingredientes activos con diferentes modos de acción para proporcionar una protección más amplia contra una variedad de hongos. Pueden ayudar a reducir la resistencia de los patógenos a los fungicidas.
- Fungicidas de contacto sistémicos: Estos fungicidas combinan las características de los fungicidas de contacto y sistémicos para proporcionar protección tanto en la superficie de la planta como dentro de ella. Son efectivos contra una variedad de enfermedades.

¿Cómo se aplican los fungicidas?
Hay distintas maneras de aplicar un fungicida, dependiendo de su tipo. Pueden aplicarse en forma de polvo, gránulos, líquidos y hasta en estado gaseoso. Su aplicación también varía, puede ser en:
- Semillas y raíces. En estos casos, lo que se busca es eliminar los agentes nocivos que se albergan en el material de siembra, o bien impedir que la planta joven se vea contaminada por el suelo.
- Aplicación en la tierra. El fungicida se aplica mediante el riego por goteo o con aspersión, alrededor de la planta.
- Aplicación en el follaje mediante un pulverizador.
- Se puede inyectar el fungicida en el tronco de los árboles.
Por último, existe la posibilidad de aplicar el producto en los productos cosechados, ya sea por inmersión o por aspersión de la carga.