¿Qué son los biocombustibles?
Quizás alguna vez escuchaste hablar de los biocombustibles pero no tenés en claro qué son, de dónde se obtienen o para qué se pueden utilizar. Si vamos a una definición sencilla, podemos decir que son combustibles sólidos, gaseosos o líquidos producidos a partir de biomasa, utilizados como sustitutos de los combustibles fósiles porque tienen una ventaja fundamental: son renovables.
Hoy en día, la mayor cantidad de biocombustibles disponibles en el mercado se elaboran a partir de plantas, muchos de ellos se utilizan para el transporte. Algunas se cultivan especialmente para este uso. Por ejemplo, en Estados Unidos, el pasto varilla, las semillas de soja o el maíz se utilizan como fuentes de biocombustibles. En Brasil, en cambio, se usa la caña de azúcar. En Europa se desarrollan biocombustibles a partir del procesado de la remolacha o el trigo. En China se utiliza la mandioca o el sorgo. En India la jatropha y en el sureste de Asia el aceite de palma. Como podemos ver, en cada región los biocombustibles se producen a partir de fuentes distintas.
¿Algunos ejemplos de biocombustibles? Podemos nombrar el biodiesel, el biogás o los bioalcoholes. También existen aquellos sólidos como el carbón vegetal, la madera, el aserrín. Hay varios países que promueven el desarrollo de biocombustibles, como es el caso de Brasil, Francia, Suecia, Alemania y Estados Unidos.

Tipos de biocombustibles
Los biocombustibles se pueden clasificar en tres grandes grupos: los de primera, segunda y tercera generación. ¿Qué significa esto?
Los biocombustibles de primera generación son aquellos que se producen por medio de tecnologías convencionales, se utiliza azúcar, almidón, grasas animales o aceite vegetal como fuentes. En este caso la materia prima son fuentes de alimento, muchas veces se produce el debate entre alimentos o combustibles, es un tema importante dentro de los biocombustibles de esta generación.
Uno de los limitantes con respecto a la producción de biocombustibles de primera generación es que podría llegar a amenazar el suministro de algunos alimentos y su biodiversidad. Por eso, para hacer frente a la demanda de los biocombustibles se producen los de segunda generación. La gran ventaja de estos es que se producen con cultivos que no están destinados a la alimentación, muchas veces considerados desperdicios. Por ejemplo: tallos, virutas de madera, cáscaras de algunas frutas, etc.
Los expertos aseguran que los biocombustibles de segunda generación tienen una mayor capacidad de ahorro en cuanto a la emisión de gases de efecto invernadero, en relación a los de primera generación. Aún así, la producción de biocombustibles de segunda generación es un poco más complicada porque se necesita la extracción de materias primas útiles de biomasa fibrosa y leñosa.
En cuanto a los biocombustibles de tercera generación, son aquellos que se producen a partir de algas. La producción de combustible o aceite de algas se produce por la fermentación del carbohidrato de estas algas.
Los biocombustibles de segunda y tercera generación también se denominan avanzados.
Biocombustibles y CO2 sin emisiones netas de carbono
Los biocombustibles son una excelente alternativa a los combustibles fósiles porque producen dióxido de carbono sin emisiones netas de carbono al ser quemados. El CO2 sin emisiones netas de carbono no produce una huella porque no tiene un efecto neto en la concentración de la biósfera.
Es decir, cuando es quemada, la biomasa libera dióxido de carbono que es absorbido en el momento por las plantas (fuente de la biomasa). Con este ciclo, las plantas pueden remover el carbono de la atmósfera y el carbono se libera a la atmósfera cuando las plantas son quemadas. Por eso mismo la biomasa no genera emisiones netas de carbono.
¿De qué está hecho el biocombustible?
Como te contábamos al principio del artículo, hay varios materiales que se pueden utilizar para producir biocombustible, pero hay que tener en cuenta que no todas son sostenibles. Por ejemplo, el maíz y la caña de azúcar se pueden utilizar, pero durante el proceso de cultivo, la fabricación de pesticidas, fertilizantes y el proceso que se utiliza para procesar las plantas para obtener el biocombustible se consume mucha energía, tanta que se debate actualmente si realmente genera los suficientes beneficios para realizar esa inversión.
Por eso, tanto las empresas como la comunidad científica evalúan otros materiales que puedan ser más eficientes para producir biocombustibles sin los problemas que trae el suministro de alimentos o el impacto ambiental. Por ejemplo: para el etanol celulósico se usan residuos de madera, materiales vegetales y rastrojos del maíz que no se usan de otro modo. Otras materias para el biocombustible son las algas, residuos animales, hierbas, grasas utilizadas en la cocina, etc. Se está investigando las formas más eficaces y rentables de producir biocombustibles.

Biocombustibles: ventajas y desventajas
Una de las grandes ventajas del biocombustible es que tienen usos equivalentes a los combustibles fósiles. Se pueden usar para producir calor, generar energía y movimiento tanto en ambientes hogareños, industriales, o también utilizarse para el transporte.
En cuanto a su diferenciación, los biocombustibles tienen una gran cantidad de ventajas que no poseen los combustibles más tradicionales como el petróleo, carbón, etc.
- En primera medida, sus fuentes de energía son renovables, entonces su materia prima no se va a agotar.
- Con respecto a su contaminación, son más amigables con el medioambiente.
- Como se utilizan residuos orgánicos sintetizan el dióxido de carbono que producen, minimizan la emisión de carbono y azufre. Por eso mismo hablamos de fuentes de energía eficientes y rentables.
Los biocombustibles son muy buenos pero también tienen sus desventajas.
- El consumo de los biocombustibles son procesos poco contaminantes pero durante su producción se generan emisiones, aún en cantidades más reducidas que aquellos combustibles fósiles.
También podríamos decir que existe un escaso conocimiento de este tipo de combustibles, por lo tanto su uso no es tan común como se desea. Ese quizás sea el gran desafío para los próximos años: conseguir que la producción de biocombustible sea 100% sostenible, que puedan reemplazar a los combustibles fósiles y encontrar cada vez más usos.