¿Qué es la agricultura de secano?

La agricultura de secano es algo menos extraño de lo que sugiere su nombre. Básicamente, se trata de una técnica de manejo de cultivos tradicional en la que se usa exclusivamente el agua de lluvia como única fuente de riego. La agricultura de secano, entonces, reemplaza las técnicas de riego artificial; esta es la gran diferencia entre la agricultura de secano y el regadío. 

Agricultura de secano: qué es y dónde se utiliza

Los cultivos de secano son frecuentes en regiones amenazadas o degradadas ambientalmente, ya sea por la acción directa del hombre o por el calentamiento global, ya que no requiere acceso a fuentes de agua, sino que se utiliza estrictamente el agua fluvial. Además de la posibilidad de aplicación directa del riego sobre el suelo cultivado, la práctica de la agricultura de secano también contempla la posibilidad de almacenamiento, en caso de un excedente, en embalses construidos para tal fin. Esto permite que ese excedente de agua producto, por ejemplo, de lluvias intensas, no sea desaprovechada, sino que pueda dársele uso en el futuro como complemento de riegos en tiempos de sequía o escasez de agua. Podríamos decir que es la agricultura de secano una técnica de administración del agua provista por las precipitaciones atmosféricas para riego.

La agricultura de secano, en Argentina y en el mundo, es una práctica estrechamente ligada a la agroecología, y esto es así por múltiples motivos. En primer lugar, el aprovechamiento racional de los recursos es un principio agroecológico que se asocia claramente a esta técnica que son los cultivos de secano. Por otro lado, como el aprovechamiento del agua está sujeto a la variación estacional, la agricultura en secano requiere una planificación y gestión consciente de los cultivos y sus distintas fases. Esta planificación, de más está decirlo, debe estar vinculada a los tiempos de la naturaleza, que son de hecho los que regirán el calendario. De este modo, los cultivos de secano son ejemplos de la posible combinación virtuosa entre las prácticas de la agricultura y el entorno ambiental, con sus distintas dinámicas y condiciones.

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Cultivo de secano versus cultivo de regadío

Hablamos de cultivos de regadío cuando implementamos sistemas de riego artificial. La agricultura de invernadero, por ejemplo, utiliza casi exclusivamente sistemas de regadío. Recordemos que muchas veces los invernáculos se utilizan porque se trata de cultivos muy sensibles a los cambios de temperatura o a los avatares de la intemperie. Hay casos, entonces, en que esas grandes estructuras plásticas son la mejor alternativa para la prosperidad de nuestra producción, aún si no podemos practicar el cultivo en secano.

Una ventaja de los cultivos en secano por sobre los de regadío es que mientras que la instalación de canales y sistemas de riego variablemente complejos puede implicar cuantiosas inversiones, la agricultura de secano por definición implica poco despliegue tecnológico y de inversión. De este modo, lo cierto es que es la agricultura de secano la opción más económica de ambas, no sólo al momento de la instalación sino también al momento del mantenimiento.

Por el tipo de práctica en que consiste la agricultura de secano, resulta ideal para regiones semiáridas, donde mantener un cultivo por regadío podría ser costosísimo además. Esta técnica tradicional suele utilizarse en lugares donde el índice de precipitaciones anuales no excede los 500 milímetros cúbicos. Desde el punto de vista del productor, hay otra ventaja importante de la agricultura de secano, que es que requiere poca mano de obra, mucha menos que la de regadío. El mantenimiento y control de funcionamiento del sistema pueden tranquilamente garantizarse con apenas un puñado de personas (dependiendo de las dimensiones de la tierra, por supuesto). Además, este tipo de prácticas favorece la salud del suelo, ya que reduce el desgaste del mismo que muchas veces produce una mala administración del riego, o un riego con aguas alteradas.

Desventajas de la agricultura de secano

Aunque pareciera que todo son ventajas, no es así. También existen riesgos en los cultivos de secano; son ejemplos de esto la dependencia de los regímenes de lluvia o de sequía, que sabemos son cada vez menos confiables en tiempos de cambio climático. En este sentido, es cierto que a veces este tipo de prácticas pueden tener un cierto margen de impredecibilidad. 

También existe la creencia de que entre la agricultura de secano y regadío la segunda es más productiva y rinde más, pero esto no es necesariamente así. La agricultura extensiva de secano da muy buenos resultados, y esto se ve con claridad cuando verificamos cuáles son los cultivos de secano más adecuados.

cultivos de secano
Foto por Peter Kleinau en Unsplash

¿Cuáles son los cultivos de secano?

Como decíamos, la agricultura de secano tiene características que la hacen una buena aliada en regiones muy áridas o semi-desiertas. Desde luego, con la técnica de riego no alcanza y es necesario también tomar buenas decisiones en cuanto al resto de las prácticas agrícolas a adoptar, por ejemplo a la hora de definir qué cultivos atenderemos con esta metodología de riego que es la agricultura de secano. Trigo, avena, cebada y centeno, los enemigos de los celíacos, son típicos ejemplos de agricultura de secano, junto con el arroz, y algunas de las llamadas “especies leñosas”, como las aceitunas, almendras y nueces.

Si bien está claro que no es un cultivo de secano típico, existen experiencias en que esta práctica ha sido aplicada a árboles frutales con buenos resultados, así como a tomates, cebollas y otras hortalizas, y legumbres como porotos, garbanzo y maní. Lo que sí puede ser definitorio del éxito o no de nuestra empresa es que se practique el monocultivo, que suele resultar muy favorable.

Por último, con todo lo que significa la agricultura de secano es más que sensato pensar que este tipo de prácticas agrícolas tienen algunas otras prácticas asociadas predilectas, como por ejemplo el empleo de abonos o fertilizantes orgánicos. Estos permiten enriquecer el suelo de nuestros cultivos sin interferir demasiado con químicos que podrían resultar muy agresivos no sólo para nuestra salud, sino hasta para la salud del suelo y de los dichos cultivos.

En definitiva, la agricultura de secano es ejemplo claro de que existen prácticas agrícolas eficientes, de más bajo costo y más solidarias con el medio ambiente.

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