Todo lo que necesitás saber sobre invernaderos para cultivos agrícolas

En este artículo, Rotoplas te explica todo lo que necesitás saber sobre los invernaderos: qué son, cómo funcionan y cómo armar un invernadero paso a paso.

La curiosidad por saber qué es un invernadero fue en aumento en los últimos años, debido a los debates a nivel público para acceder a alimentos de mejor calidad y cultivarlos en el propio domicilio. Sin embargo, pocas veces se tiene en cuenta que los invernaderos también se utilizan en la industria agrícola. Acá te contamos todo lo que hay que saber sobre ellos.

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Qué es un invernadero

Un invernadero consiste en una superficie de tierra para cultivo, cerrada por una estructura que puede ser de diversos materiales. Generalmente son traslúcidos para que pueda filtrarse la luz solar. Las medidas se ajustan a las necesidades, y se construyen de modo tal que sea fácil acceder a ellos y a las especies cultivadas. Allí, pueden controlarse factores como la humedad y la temperatura artificiales.

La principal ventaja de los invernaderos es que, al alejar a los cultivos de las condiciones meteorológicas adversas, como heladas, granizo e incluso plagas, su crecimiento puede verse favorecido. Además, las condiciones de trabajo se vuelven más llevaderas al no encontrarse expuestos los trabajadores a diversos climas, y el control de malezas, plagas y enfermedades se torna más sencillo si la estructura posee una buena hermeticidad. De este modo, disminuye también la cantidad de fitosanitarios a aplicar.

Los invernaderos son ideales para producir durante todo el año, por las condiciones ambientales artificiales que mencionamos más arriba. Incluso posibilita el cultivo de especies que no son de temporada, o su plantación en zonas en las que sería imposible hacerlo debido a las condiciones climáticas propias de la región. De este modo, los invernaderos favorecen las condiciones para incrementar la producción de los cultivos.

En cuanto a cómo funciona un invernadero, también hay algunas posibles desventajas, sobre todo económicas. Si bien se ahorra en la cantidad de fitosanitarios a aplicar, los costos de mantener un clima artificial pueden ser muy altos. Esto sin contar la inversión inicial. También puede requerir de una mano de obra altamente calificada para el manejo de la maquinaria.

Tipos de plantas de invernadero

Los tipos de siembra en invernadero pueden ser muy variados. Son ideales para cultivar especies de hortalizas como lechuga, apio, acelga, espinaca, perejil y brasicáceas como brócoli, rábanos, coliflor y nabos. También para el cultivo de tomates, sobre todo en invierno cuando no pueden crecer a la intemperie. Por eso es tan común ver invernaderos de tomate que se dedican exclusivamente a su cultivo.

Foto por Abigail Lynn en Unsplash

Cómo funciona un invernadero

Si bien ya te adelantamos un poco sobre este punto, hay otros aspectos de las características de un invernadero que contribuyen a su funcionamiento.

Los cultivos se encuentran rodeados por una estructura cerrada que permite el control de las temperaturas en su interior. Al ser traslúcidas sus paredes, la luz solar puede ser aprovechada, generando el fenómeno que se conoce como efecto invernadero: el interior levanta temperatura a medida que se calientan los objetos. Estos producen radiación infrarroja que no pueden salir de vuelta, por lo que permanece allí, elevando la temperatura del interior. El efecto invernadero es posible gracias a la utilización de materiales traslúcidos como el plástico y el vidrio, ya que impiden la salida de la radiación infrarroja.

A su vez, los tipos de ventilación en un invernadero son muy sencillos: con abrir una ventana del invernadero basta para que bajen considerablemente las temperaturas en su interior. Es lo que llamamos salida pérdida de calor por convección.

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Cómo hacer un invernadero: paso a paso

Saber cómo hacer un invernadero económico puede ser de gran utilidad. Sobre todo si se posee un espacio que puede ser aprovechado, o si se busca acceder a alimentos de mejor calidad. 

Existen distintos tipos de invernadero. Para la construcción de invernaderos caseros, lo más económico es construir un invernadero de madera, o de estructura metálica, junto con plástico o nylon para invernadero, ya que son materiales fáciles de obtener del reciclaje, junto con hormigón y ladrillos. En cuanto a la construcción de invernaderos de mayores dimensiones, el vidrio cuenta con las mejores propiedades ópticas y de temperatura. Pero el costo total de infraestructura es elevado, de ahí que el material más utilizado en estos casos, y sobre todo en Argentina, es el polietileno. De hecho, existen en el mercado distintos tipos de polietileno para invernadero.

Otro tema: es importante tener en cuenta las condiciones climáticas y de temperatura. En una región cálida, como por ejemplo Corrientes o Formosa, la construcción del invernadero va a perseguir la ventilación, mientras que en una región fría el invernadero conserva el calor. Dicho esto, las pérdidas de calor son directamente proporcionales a su superficie expuesta: cuanto mayor sea, más se va a enfriar el interior de la estructura. En regiones cálidas, esto es bueno; en regiones frías, no.

Lo primero es elegir la ubicación del terreno: donde dé más el sol por las mañanas, ya que este no será corrosivo para las plantas. Luego, hay que tomar las medidas y a partir de ahí calcular la cantidad de material que vas a necesitar. 

En cuanto a las dimensiones, para zonas más frías se aconseja que la construcción del invernadero sea no menor de 12 metros de ancho y que no exceda los 24 metros. Si está al alcance de tus posibilidades, es ideal que tenga formas más cortas que largas, porque así se propicia una mejor administración de la temperatura interna. En regiones más templadas hay que considerar que si el largo es de menos de 50 metros, la superficie expuesta aumenta notablemente y, por lo tanto, anchos menores a 10 metros resultan muy ineficaces para conservar el calor.

El siguiente paso es empezar a construir. Hay que hacer cuatro hoyos que van a oficiar de cimientos para las estructuras de madera o metal, de 40 cm de profundidad y 40 cm de ancho. Dentro, colocamos un bloque de hormigón. Ahora, en el centro de los laterales, hacemos cuatro hoyos más y colocamos las estructuras del invernadero, que pueden ser de madera o metal. En el espacio que se encuentra entre viga y viga, ponemos los ladrillos. Esto le dará la hermeticidad necesaria, evitando que escape el calor.

Luego se arma la parte superior: puede ser con techo a dos aguas o en forma de arco. Se coloca la puerta y, de ser posible y en función del clima de la región, ventanas.

Por último, se reviste a la estructura con el plástico para invernadero, y ¡listo!

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