Cuáles son los cultivos de Invierno en Argentina
Los cultivos de invierno, también llamados cultivos de cobertura, traen grandes beneficios al suelo. Su implementación beneficia, también, a los distintos cultivos de verano. En este artículo de Rotoplas Agroindustria te mostramos cuáles son los cultivos de verano y cuáles los de invierno y cómo aprovechar cada uno de ellos.
Es bueno recordarlo: no todos los tipos de cultivos tienen como propósito la cosecha para la comercialización. El suelo tiene sus ciclos: hay momentos de retirar ganancias y hay momentos de invertir, y es conveniente respetarlos. Dado que el suelo se desgasta y puede llegar a ser inutilizable luego de un uso intensivo, hay un tipo de cultivo agrícola que tiene la finalidad de otorgar fertilidad a la tierra e incrementar su capacidad productiva. Se trata de los cultivos de invierno, también llamados cultivos de cobertura.
Por eso, ante la pregunta de qué sembrar en otoño-invierno, una respuesta recomendable es dedicar el suelo a este tipo de prácticas, y prepararlo para que dé sus frutos en verano. Muchas veces, esto requiere un cambio en el modo de planificar y concebir los modos de producción en la agroindustria, y dar cuenta de aquellas prácticas que pueden traer grandes beneficios no sólo en la cantidad sino también en la calidad de la producción, sin dañar al ecosistema.
Por qué es importante cultivar en invierno
La implementación de cultivos de cobertura entre dos períodos estivales es una buena opción para atenuar o incluso evitar una conjunto de procesos que atentan contra la sostenibilidad de los sistemas productivos, e incrementan la calidad de los ecosistemas del entorno. Por eso, a la hora de evaluar qué sembrar en invierno, es importante considerar que, si bien los cultivos de cobertura no ofrecen cosechas con destino de comercialización, preparan el suelo y lo mejoran.
El período de otoño invierno, entonces, es una época propicia para llevar adelante un tipo de rotación de cultivo agrícola que presenta grandes beneficios. En primer lugar, frente a los procesos de erosión hídrica que se producen actualmente, dañando los principales tipos de cultivo en Argentina, la siembra de invierno es una forma efectiva de prevención y cuidado. El cultivo de cobertura da como resultado una masa vegetal, producto del aprovechamiento del agua, nutrientes y radiación solar, que no existirían de no ser por el cultivo de invierno. Además, la biomasa está unida al suelo por sus raíces: esto evita el contacto directo de las precipitaciones con la superficie, el agua tarda más en escurrirse y, con ello, detiene el arrastre de restos y sedimentos.
Rastrojo, materia orgánica, control de malezas, descompactación, son muchos los aportes de los cultivos de invierno, que cumplen un rol fundamental para mantener la calidad del ambiente en el tiempo y otorgan sustentabilidad al sistema.
Este tipo de cultivo, que se siembra en otoño-invierno, se realiza después de la cosecha de soja, en abril, y crece hasta el mes de octubre, en un intento por sacar beneficio del rápido crecimiento de las vicias producto de la suba de las temperaturas de primavera.
Es grande el aporte que los cultivos de invierno pueden hacer por la conservación y mejora de los principales tipos de cultivo en Argentina. Desde el aumento de la fertilidad del suelo que genera la masa vegetal en descomposición, la competencia con malezas inmunes a herbicidas y la optimización en la penetración de agua al perfil del suelo, los cultivos de estación invernal se presentan como un verdadero respiro.
Otras de las razones por las que plantar en otoño e invierno es una buena idea son el equilibrio de balances de carbono y nitrógeno del suelo, y la tierra se vuelve menos compacta a la vez que modera las temperaturas extremas en superficie y mantiene controladas las malezas.
Ventajas de cultivar en invierno
- Contribuyen a incrementar los contenidos de carbono.
- Los cultivos de cobertura optimizan la condición física y promueven una mayor eficiencia de los recursos naturales.
- Reduce la necesidad de fertilizantes.
- Evita la compactación.
- Minimiza la degradación del suelo causada por erosión del viento o del agua.
- Con los cultivos de invierno, se reduce la presión de las malezas y se evita la necesidad de herbicidas.
- La captación de agua es más efectiva y se evitan encharcamientos.
- El espacio se vuelve más transitable.
- Reduce riesgos de salinización por ascenso capilar desde napas.
Por qué es importante cultivar en verano
Una vez dejado atrás el frío invernal y pudiendo observar la llegada de colores verdes, es el momento de sembrar cultivos adecuados a las temperaturas más cálidas. Sin embargo, como sabrás, ser agricultor, es decir, obtener buenos rendimientos en los cultivos de verano sin dañar al ecosistema, requiere una planificación muy minuciosa y constante.
En este punto llega el momento de aprovechar los cultivos de cobertura. Para eso, primero hay que realizar el secado de los cultivos de cobertura, supervisar que ninguna plaga o enfermedad lo haya afectado y proceder a la siembra de los cultivos de primavera verano.
La importancia de los cultivos de verano no consiste solamente en que es una época propicia para cosechar diversas especies: también es una etapa clave para mantener la rotación de cultivos. De este modo, se vuelve imprescindible cultivar especies distintas a las realizadas en invierno y así mantener nutridos los suelos y evitar su degradación.
Pero, como mencionamos, esto requiere de tu visión a largo plazo. Por ejemplo, si en verano querés cosechar frutillas, que se siembran en invierno en Argentina, tendrás que preverlo, como también que su cosecha se realiza recién hacia los últimos meses del año. O tener en cuenta cuáles son las verduras que se pueden plantar en verano, por lo que seguramente tengas que encontrar otras formas de proteger tus suelos si los tiempos no fueron suficientes para dejar a punto el cultivo de cobertura, u optar por una especie que pueda llegar cumplir con los ciclos adecuados para tu producción.
Aunque por supuesto no es algo que suceda con todas las especies, en esto radica el desafío de ser agricultor: en coordinar los tiempos estivales con los cultivos y las formas de mantener la salud de los suelos y a su vez su rendimiento.
En este cambio de temporada también es importante considerar cuándo comienza la época estival según cada zona y qué especies conviene plantar en cada una de ellas.
Ventajas de cultivar en verano
- Corresponde a la época más propicia para el cultivo de una amplia variedad de especies.
- Mantiene la rotación de cultivos.
- Las temperaturas favorecen el crecimiento de las plantas.
Qué tipos de cultivos se realizan en verano
Nuevamente, es importante considerar las características de cada región para saber qué plantar en verano. Acá te brindamos información sobre los que cada región implementa para la cosecha de verano, dado que cada una tiene un clima y un suelo en particular. Como verás, el vasto territorio argentino, como también su variedad de climas y suelos, permiten producir una gran cantidad de cultivos muy variados entre sí.
Entonces: frente a la pregunta de qué plantar en verano Argentina, las especies más propicias para esa época del año son, entre otras: el maíz, arroz, girasol, la soja, sorgo y porotos. También es bueno tener en cuenta las hortalizas para plantar en verano: cebolla, zanahoria, zapallos, tomates. También mandarinas, naranjas, limones, acelga. Asimismo, las papas, ajo, y legumbres son adecuadas para esa época del año.
Es importante tener en cuenta que en Argentina no sólo se cultiva con fines alimenticios sino también con fines industriales. Los excedentes son destinados a la exportación, lo que posiciona a nuestro país como uno de los principales países exportadores del mundo, con gran reconocmiento por la alta calidad de sus alimentos.
Para obtener los mejores resultados en los cultivos de primavera verano, es importante mantener los cultivos de cobertura en invierno y así evitar la degradación de suelos. Este tipo de cultivo beneficia a todas las especies que se cultivan en verano. Además, acompañar la producción con la mejor tecnología posible será una ventaja enorme para los cultivos de verano e invierno. Sobre todo para detectar plagas o enfermedades a tiempo, y así evitar grandes pérdidas.
Según datos de la BCR (Bolsa de Comercio de Rosario), los cultivos de verano que predominan en Buenos Aires, Entre Ríos, La Pampa, Chaco, Córdoba, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Santa Fe y San Luis son principalmente de cereales y oleaginosas, aunque el calendario de siembra puede variar de una a la otra.
En cambio, las provincias que se dedican a las frutas para cultivar en verano, son Mendoza, Tucumán y San Juan, y de legumbres Salta, Córdoba y Santiago del Estero. Entre Ríos resalta por su producción de naranjas, mandarinas y limones, y la provincia de Corrientes por su producción de yerba mate, té y tung. En el caso de la Patagonia, sus tierras se destinan a los cultivos de peras, manzanas y otras frutas.
Chaco y Santiago del Estero, además de cultivar cereales y oleaginosas, también se destacan por los cultivos de algodón; Salta también destina sus cultivos al algodón, caña de azúcar, tabaco y soja. Y Mendoza, San Juan y La Rioja por sus vides.
Qué tipos de cultivos se realizan en Argentina
[Junto con la siembra directa -o labranza cero- y los cultivos de cobertura, la rotación es uno de los pilares de la agricultura sustentable e implica sembrar en la misma parcela de tierra distintos tipos de cultivos de forma alternada a lo largo del tiempo. El objetivo es conservar la biodiversidad para mejorar la calidad del suelo: distintos tipos de cultivos aportan diferentes clases de nutrientes y sus raíces permiten mantener la estructura del suelo al generar porosidad y disponibilidad de materia orgánica.]
Desde luego, cualquier tipo de cultivo que se realice depende de las características de la región: los tipos de cultivo que se realizan en la región pampeana no son los mismos que se practican en regiones desérticas o en el litoral. Una de las opciones más difundidas en el sudeste de Córdoba es el centeno, porque consume el exceso de agua del perfil del suelo, evita la maleza y aporta materia orgánica.
Las gramíneas invernales como centeno, triticale, avena, cebada, tricepiro y raigrás presentan diferencias entre sí por su precocidad, distintas sensibilidades al estrés hídrico y temperaturas reducidas. Esa heterogeneidad permite que cada tipo de cultivo se aplique en las regiones donde mejor pueda adaptarse..
Frente a la pregunta de cuáles son los cultivos de invierno en Argentina, las especies que más se frecuentan pertenecen a las familias de las gramíneas y las leguminosas. Si se quiere lograr un resultado óptimo, se sugiere planificar el manejo de cultivos de invierno o cobertura de acuerdo al objetivo que se persiga y las necesidades de cada sistema.
Con respecto a las leguminosas, las especies que presentan mejor adaptación son las vicias y los tréboles, pues permiten añadir nitrógeno atmosférico al suelo y hay un menor tiempo de descomposición de sus residuos que las gramíneas, con lo cual los nutrientes se liberan antes favoreciendo el próximo cultivo. Por eso son una buena opción para cultivo de estación invernal.
De hecho, una posibilidad que de a poco gana adeptos en los cultivos de invierno en Argentina es la vicia. Su utilización posee la ventaja de crear biomasa, lo que favorece el aporte de carbono y la cobertura del suelo. También, y no menos importante, cumple la función de anclar nitrógeno atmosférico en el suelo por medio de la descomposición de residuos. Por este motivo, la vicia es un tipo de cultivo de invierno en Argentina ideal para preceder cultivos estivales, sobre todo maíz, soja o sorgo.
Por último, no hay que olvidar: para una correcta decisión a la hora de sembrar en otoño-invierno, hay que tener en cuenta la información zonal, las particularidades de la variedad, la densidad de la siembra y momento de secado, entre otras.
¿Qué es la asociación de cultivos y con qué puedo asociar el cultivo de hortalizas?
Si queremos gestionar de forma eficiente y responsable el suelo, es importante saber que hay determinadas combinaciones de cultivos que pueden darnos beneficios económicos y al mismo tiempo favorecer la tierra. En este sentido, la asociación de cultivos, también conocida como rotación de cultivos o cultivo intercalado, es una práctica agrícola que consiste en cultivar diferentes especies vegetales en una misma área de manera estratégica. Se basa en aprovechar las interacciones positivas entre los cultivos para mejorar el rendimiento y reducir los problemas de plagas, enfermedades y agotamiento del suelo.
En Argentina, la asociación de cultivos en hortalizas puede ofrecer diversos beneficios, como el control natural de plagas y enfermedades, el mejoramiento de la fertilidad del suelo y el aumento de la producción total. Algunas opciones de asociación de cultivos para hortalizas en nuestro país son:
- Asociación de tomate y albahaca. La albahaca puede repeler algunas plagas que afectan al tomate, como los pulgones, y su aroma puede atraer insectos beneficiosos.
- Asociación de zanahoria y cebolla. La cebolla ayuda a repeler las moscas de la zanahoria, mientras que la zanahoria puede ahuyentar algunas plagas que afectan a la cebolla.
- Asociación de lechuga y rábano. Los rábanos pueden actuar como «sacrificio» para las plagas de pulgones, protegiendo así a la lechuga.
- Asociación de maíz, frijoles y calabaza. Conocida como la «milpa», esta asociación tradicional mesoamericana combina el maíz, que proporciona soporte vertical, los frijoles, que fijan nitrógeno en el suelo, y la calabaza, que cubre el suelo y ayuda a controlar las malas hierbas.
- Asociación de pimientos y albahaca. La albahaca puede repeler algunas plagas que afectan a los pimientos, como los ácaros.
Estas son solo algunas sugerencias, y la elección de la asociación de cultivos puede variar según las condiciones locales, las preferencias personales y las características específicas de cada cultivo.
El cultivo de hortalizas en Argentina
El cultivo de hortalizas es una práctica muy extendida en nuestro país, ya que por su diversidad geográfica y de clima produce variedades muy distintas a lo largo y ancho del territorio.
En total, la producción de hortalizas comprende entre 8 y 10 millones de toneladas. De ellas, el 65% está compuesto por papa, tomate, cebolla, batata, zapallo, zanahoria, ajo, lechuga y poroto. Luego, ocho especies constituyen un buen 20%: acelga, mandioca, zapallito, melón –que si bien la asociamos a una fruta, en realidad es una hortaliza–, sandía, choclo, berenjena y morrón.
En cuanto al valor nutritivo, las hortalizas cuentan con grandes aportes de vitaminas, minerales y fibras. Por esa razón se recomienda su consumo en cualquier dieta equilibrada.
Cultivo de hortalizas: ¿cuándo se siembra cada una?
Las hortalizas son plantas comestibles cultivadas principalmente por sus partes verdes, como hojas, tallos, raíces, flores o frutos inmaduros. Estas plantas se caracterizan por su rápido crecimiento y su alto contenido de nutrientes, vitaminas y minerales.
En Argentina, las hortalizas se cultivan durante todo el año gracias a la diversidad de climas y regiones del país. Sin embargo, algunos cultivos son más comunes en determinadas estaciones. A continuación te damos algunos ejemplos de hortalizas cultivadas en Argentina junto con las estaciones en las que se cultivan con mayor frecuencia:
- Lechuga. Se cultiva durante todo el año, pero es más común en primavera y otoño.
- Tomate. Se cultiva principalmente en primavera y verano.
- Zanahoria. Se cultiva durante todo el año, pero es más común en primavera y otoño.
- Cebolla. Se cultiva principalmente en primavera y verano.
- Pimiento. Se cultiva en primavera y verano.
- Espinaca. Se cultiva durante todo el año, pero es más común en otoño e invierno.
- Berenjena. Se cultiva en primavera y verano.
- Zapallo (también conocido como calabaza). Se cultiva en primavera y verano.
- Remolacha. Se cultiva durante todo el año, pero es más común en primavera y otoño.
- Rabanito. Se cultiva durante todo el año, pero es más común en primavera y otoño.
¿Qué tipos de hortalizas hay?
Existen varios tipos de hortalizas que se clasifican según las partes de la planta que se consumen. Te mostramos una lista de los principales tipos de hortalizas:
- Hortalizas de hojas. Estas hortalizas se caracterizan por tener hojas comestibles y se consumen generalmente crudas o cocidas. Ejemplos: lechuga, espinaca, acelga, rúcula, col rizada (kale), berros.
- Hortalizas de tallo. En este caso, los tallos de las plantas son la parte comestible. Ejemplos: espárragos, apio, espárragos verdes, puerro.
- Hortalizas de raíz. Estas hortalizas se cultivan principalmente por sus raíces, que se consumen crudas o cocidas. Ejemplos: zanahoria, remolacha, rábano, nabo, jícama.
- Hortalizas de bulbo. Se caracterizan por tener un bulbo o una parte subterránea similar, que se utiliza como alimento. Ejemplos: cebolla, ajo, puerro.
- Hortalizas de flor. En este caso, las flores de las plantas son la parte comestible. Ejemplos: coliflor, brócoli, alcachofa.
- Hortalizas de fruto. Estas hortalizas son el fruto inmaduro de la planta y se consumen generalmente cuando están tiernas. Ejemplos: tomate, pimiento, berenjena, calabacín, pepino.
- Hortalizas de legumbre. Son las plantas cuyas semillas se consumen. Ejemplos: guisantes (arvejas), judías verdes, habas, lentejas.
Si bien estas categorías representan los principales tipos de hortalizas, hay que tener en cuenta que algunas plantas pueden entrar en más de una categoría. Además, hay muchas variedades dentro de cada tipo de hortaliza, con diferentes colores, formas y sabores.
¿Es lo mismo verdura que hortaliza?
En nuestra jerga cotidiana, los términos «verdura» y «hortaliza» se utilizan sin diferencia, quizás porque las asociamos al color verde. Sin embargo, hay una distinción técnica entre ambos términos.
En general, el término «hortaliza» es más amplio y abarca todas las plantas cultivadas comestibles, ya sea que se consuman sus hojas, tallos, raíces o frutos inmaduros. Incluye vegetales de hoja verde, bulbos, raíces, tubérculos y legumbres.Es decir, las hortalizas pueden englobar a las verduras, pero no se limitan exclusivamente a ellas.
En cambio, ell término «verdura» se refiere específicamente a las partes verdes comestibles de las plantas, es decir, a las hortalizas de hojas y tallos que se consumen principalmente crudas o cocidas. Esto incluye vegetales como la lechuga, espinaca, acelga y rúcula, entre otros.
¿Cuándo sembrar zapallo en Argentina?
La época ideal para sembrar zapallos en Argentina puede variar según la región del país, ya que el clima y las condiciones meteorológicas difieren de norte a sur y de este a oeste. No es lo mismo el terreno pedregoso y árido de la Patagonia que la Pampa Húmeda o las zonas cercanas a la cordillera. Sin embargo, en términos generales, la siembra de zapallos se realiza en primavera, cuando las temperaturas son más cálidas y se evita el riesgo de heladas.
Veamos algunas consideraciones por las que la primavera es un buen momento para sembrar zapallos en Argentina:
- Temperaturas adecuadas: Los zapallos son plantas que requieren temperaturas cálidas para crecer y desarrollarse adecuadamente. En este sentido, la primavera ofrece las mejores condiciones para que las plantas de zapallo germinen y crezcan de manera saludable, porque la temperatura no es fría como en invierno, ni tan alta como en verano. Las temperaturas de crecimiento óptimas mensuales medias son de 18-24°C, la máxima es de 32°C y la mínima de 10°C.
- Evitar las heladas: Las heladas pueden dañar gravemente las plantas de zapallo, ya que son sensibles a las bajas temperaturas. Sembrar en primavera permite evitar el riesgo de heladas, que son más comunes durante el invierno y a principios del otoño en algunas regiones de nuestro país.
- Ciclo de crecimiento: Los zapallos tienen un ciclo de crecimiento que suele durar varios meses, dependiendo de la variedad. Al sembrar en primavera contamos con más tiempo antes de la llegada del invierno para que las plantas crezcan, florezcan y produzcan frutos maduros.
- Mayor cantidad de luz solar: Durante la primavera, los días son más largos y hay una mayor cantidad de luz solar disponible. Esto es beneficioso para el crecimiento de las plantas y la producción de frutos.
Cuidado: la elección de la variedad de zapallos también puede influir en el momento de siembra, ya que algunas variedades pueden tener requisitos ligeramente diferentes en cuanto a temperatura y tiempo de cultivo.
¿Cómo sembrar zapallo? Algunos consejos útiles
Sembrar zapallos en Argentina no es una tarea difícil, sobre todo si te permitís tener en cuenta algunos consejos prácticos. Acá te damos una serie de sugerencias para sembrar zapallos en una huerta:
- Elegir la variedad adecuada: En Argentina hay varias variedades de zapallos disponibles, como el zapallo anco, el zapallo criollo, el zapallo coreano, entre otros. Elegí la variedad que mejor se adapte a tu región y preferencias personales en términos de sabor y textura.
- Preparar el suelo: Los zapallos requieren un suelo bien drenado y rico en nutrientes. Antes de sembrar, prepará la tierra incorporando compost o abono orgánico para mejorar la fertilidad del suelo.
- Seleccionar la ubicación: Elegí un lugar en la huerta que reciba no menos de seis u ocho horas de luz solar directa al día. Los zapallos necesitan mucho sol para crecer correctamente.
- Siembra en el momento adecuado: Como mencionamos antes, la primavera es generalmente el momento adecuado para sembrar zapallos en la mayoría de las regiones de Argentina. Es importante que no haya riesgo de heladas antes de sembrar.
- Espaciado adecuado: Plantar las semillas o trasplantes de zapallo a una distancia adecuada entre sí. Esto puede variar según la variedad, pero en general, dejá al menos 1 metro entre las plantas para permitir un buen crecimiento.
- Siembra las semillas o trasplantes: Si sembrás directamente desde semillas, plantá las semillas a una profundidad de aproximadamente 2-3 cm en filas separadas. Si preferís utilizar trasplantes, no te olvides de manejar las plántulas con cuidado para no dañar las raíces al trasplantarlas al lugar definitivo.
- Riego adecuado: Los zapallos necesitan un riego constante para prosperar, especialmente durante los períodos secos. Regá de manera uniforme, evitando mojar las hojas para prevenir enfermedades fúngicas. El riego por goteo o mangueras de remojo puede ser eficaz.
- Control de malezas: Mantené el área libre de malezas, ya que estas pueden competir por los nutrientes y el espacio con tus plantas de zapallo.
- Fertilización: Aplicá fertilizante orgánico o equilibrado según las necesidades de tus plantas. Seguí las recomendaciones de la etiqueta para evitar la sobre-fertilización.
- Polinización: Las flores de zapallo requieren polinización para desarrollar frutos. Si no hay suficientes abejas y otros polinizadores en tu área, podés polinizar manualmente frotando suavemente las flores masculinas contra las flores femeninas.
- Control de plagas y enfermedades: Inspeccioná regularmente tus plantas para detectar signos de plagas o enfermedades. Si es necesario, utilizá métodos orgánicos de control de plagas o enfermedades para proteger tus cultivos.
- Cosecha en el momento adecuado: La cosecha de los zapallos se realiza cuando tienen un color uniforme y la piel está lo suficientemente dura para resistir la presión de un dedo. Cortá los zapallos con un cuchillo o tijeras, dejando un trozo de tallo en la parte superior para prolongar su vida útil.
Siguiendo estos consejos y prestando atención a las condiciones específicas de tu región, no vas a tener problemas a la hora de cosechar zapallos en Argentina.
Consejos sobre las semillas de zapallo
Las semillas de zapallo son esenciales para cultivar esta hortaliza en Argentina, ideales para cultivar antes del verano, de septiembre a noviembre. Veamos algunas consideraciones generales sobre las semillas de zapallo y cómo utilizarlas para un cultivo exitoso en el país.
En cuanto a la selección de semillas, hay muchas variedades de zapallos disponibles, como el zapallo anco, el zapallo criollo, el zapallo coreano, el zapallo italiano y muchas más. Elegí la variedad que mejor se adapte a tus preferencias de sabor y textura, así como a las condiciones de cultivo en tu región.
Con respecto a la calidad de las semillas, es preferible adquirir semillas de alta calidad de un proveedor confiable. Las semillas de calidad tienen una mayor tasa de germinación y producen plantas más saludables. Otra cuestión: guardá tus semillas de zapallo en un lugar fresco y seco antes de sembrarlas. Las semillas pueden conservarse durante varios años si se almacenan adecuadamente.Por último, antes de sembrar podés optar por germinar las semillas de zapallo antes de sembrarlas en el suelo o sembrarlas directamente en la huerta. Si decidís germinarlas previamente, una posibilidad es hacerlo en un recipiente con tierra húmeda o en servilletas de papel humedecidas en un lugar cálido y bien iluminado. Esto acelerará el proceso de germinación y te permitirá plantar plántulas más fuertes en el jardín.